Durante la guerra del Peloponeso, un(a) misthios deberá enfrentarse a una misteriosa y ambiciosa secta que desea unificar Grecia y controlarla con mano de hierro.
Un largo viaje
El título del juego, Odyssey, no puede estar mejor elegido, pues nos encontramos ante una historia principal que se va a más de 40 horas, y si nos entretenemos con las misiones secundarias podemos irnos a más de 80. En mi modesta opinión, es una duración increíblemente hinchada. El juego no tiene ideas suficientes para llenarlas. Con sus árboles de habilidades, sus piezas de equipo mágicas y su sistema de combate, más trabajado que el de asesinato, parece jugar más a ser un hermano menor, y más tosco, de The Witcher 3 que un Assassin's Creed al uso.
Esto, en cualquier caso, podría ser perdonado a cambio de una historia envolvente o de unos personajes carismáticos, lo que parece casi exigible con ese diseño de múltiples respuestas y varios finales que luce la propuesta, pero lo cierto es que nos encontramos con un desarrollo que da vueltas sobre sí mismo en aras de arañar más horas, lo que produce una sensación bastante gris, y tiene unos personajes prototípicos y sin capas. Quizá lo más destacable sobre ellos sean los retratos más o menos reconocibles, aunque a veces sean tan exagerados que rocen la parodia, de ciertas personalidades, como Heródoto, Sócrates o Hipócrates. Eso y los escenarios, que, como en todos los juegos de la franquicia, son preciosos.
Sangre de Leónidas
El personaje principal, que puede ser hombre o mujer (el otro, su hermano, será el principal antagonista del juego), es misthios, un mercenario que se verá embarcado en mil y una aventuras de todo pelaje, que implicarán, por regla general, robar algo o matar a alguien.
La mejora del personaje se divide en niveles, cada uno de los cuales recompensará con un punto de habilidad, con los que iremos eligiendo aptitudes en árboles de Caza (tiro con arco), Combate (lucha cuerpo a cuerpo) y Asesinato (se supone que es un Assassin's Creed, sería la leche que no hubiese esta opción). Estas nuevas capacidades pueden ser pasivas o activas, en cuyo caso tendremos que asignarles un botón.
Por supuesto, Odyssey recupera las mecánicas navales. Grecia es un archipiélago, al fin y al cabo. Si bien en Black Flag me habían parecido un añadido divertidísimo, reconozco que siguientes entregas de la franquicia consiguieron que las aborreciera.
Conclusión
Creo firmemente que la duración de Odyssey es injustificada. Dura prácticamente el doble que la mayoría de juegos de la franquicia e, insisto, no sabe qué ofrecer a cambio. En todo momento se nota hinchado y, a mitad del recorrido, ha perdido fuelle y se vuelve bastante aburrido. Lo acabé por puro completismo y porque, hasta este, terminé todos los juegos principales de la franquicia. No obstante, tras esta experiencia es muy probable que ignore Assassin's Creed: Valhalla, que dicen que es un 50 % más extenso que el propio Odyssey. A alguien en Ubisoft debió de parecerle que cuarenta y pico horas era una duración totalmente razonable para un AC, que decidieron irse a las 60 de historia principal (según HowLongToBeat).
¿Lo recomiendo? No. ¿Y si adoro los mitos griegos? Tampoco. ¿Y si adoro los Assassin's Creed? Que no. Es un juego que, siendo generosos, roza el aprobado, pero no más. Hay muchas cosas mejores que jugar.
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