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Yakuza 4
Cuatro historias cortas, una sobre un peculiar prestamista y una petición de 100 millones de yenes, otra sobre un condenado a muerte que se fuga de la cárcel, una tercera sobre un policía que investiga un asesinato y una última, con Kiryu, en la que todos los cabos se atan, se entrelazan en la entrega de Yakuza que, probablemente, mejor juega su baza argumental.
El misterio de los 100 millones
En esta ocasión, la historia avanza a buen ritmo, aunque el juego recurre a infinitas secuencias de vídeo para exponerla. Vamos a ser sinceros, es uno de los rasgos característicos de la franquicia, uno que yo no llevo especialmente bien, por mucho que disfrute de otras cosas que ofrece. ¡En XBOX la pantalla se llega a poner en modo stand by en alguna de las secuencias! Si eso no es como para replantearse la duración de las escenas, pues «yo ya no sé».
Shun Akiyama es un extraño prestamista que deja dinero a la gente que le inspira cierta confianza; lo presta cuando considera que servirá para cambiar algo. Pronto nos damos cuenta de que, por poco que le preocupe el dinero, debería tener mejores política para asegurarse de recuperar el dinero; pero él parece jugar a otra cosa. Averiguar qué será parte de su historia.
Taiga Saejima fue condenado a muerte por entrar en un bar y matar a tiros a 18 yakuzas a tiro limpio. Un fuera de serie. Es un tipo enorme e hipermusculado con el que combatiremos de forma parecida a lo que en otras entregas se llamó estilo del oso. Hay una escena bastante perturbadora con Haruka, que puede resolver estómagos sensibles, avisados quedáis.
Masayoshi Tanimura investiga un asesinato mientras intenta averigar cómo murió su padre, también agente de la ley. Es el capítulo en que atamos la mayor parte de los cabos y, al contrario de lo que sucede en otras entregas de la franquicia, que notamos que la cosa empieza a estirarse en su segunda mitad, aquí aprovechan para dar el acelerón. Es un gustazo de capítulo.
A Kiryu ya lo conocemos bien y acabar el juego con él sienta bien. En el primer capítulo resulta raro no estar controlándolo a él, pero una vez que vemos la estructura de historias cortas, es evidente que acabaremos en la piel del Dragón de Dojima. Es la perfecta continuación del capítulo de Tanimura: mucho ya está atado, pero ahora ha llegado el momento de tomar las medidas.
Cuatro protagonistas, cuatro formas de jugar
En otros juegos de la franquicia nos hemos encontrado ya con diferentes formas de luchar, pero el enfoque de Yakuza 4 a ese respecto es muy sencillo: los protagonistas de cada una de las cuatro historias combaten de forma diferente y tienen habilidades distintas, por lo que le toca al jugador adaptarse a ellos. No hay ningún combate que no se pueda pasar con unas cuantas curaciones, así que no es motivo de tirarse de los pelos; pero seguro que con Saejima echáis de menos un poco de velocidad y que tras probar a Tanimura echaréis de menos su habilidad para desviar golpes y, si dirigimos al enemigo contra un muro, dejarlo a puntito de caramelo para darle una buena somanta.
Además, creo que es un acierto que Kiryu esté por encima de los demás. Llevamos ya unas cuantas entregas partiendo la cara a medio Japón con él, qué menos que notarlo por encima de otros combatientes. Quizá no destaque más en ningún campo, pero es que pega fuerte y rápido, y se defiende de forma razonablemente ágil. Aunque, ya os digo, tras Tanimura toda defensa sabe a poco.
Conclusión
Creo que si os gusta la franquicia, os encantará Yakuza 4. Para mi sorpresa, es la primera vez que apenas me embarqué en misiones secundarias: los minijuegos de la franquicia me tienen un poco aburrido (supongo que es por haberlos jugado todos en un tiempo relativamente corto y que si los hubiese jugado espaciados no sentiría tanto esa repetición) y la trama principal, que debe de durar 16 o 17 horas, me enganchó tanto que fui a por ella bastante a fuego. Me parece muy recomendable.
Otros juegos de la franquicia
Yakuza: Like a Dragon.Sin comentarios todavía