Item Valor

Últimos toques


Por último, el personaje tendrá algo de equipo básico. Esto suele ir a cargo del Director de Juego y sobre todo de cómo empezará a jugar ese personaje. Normalmente el Director de Juego dará una serie de objetos típicos, ropa, enseres personales, algún equipo relacionado con la ocupación del personaje, etc.


También es posible que tu personaje empiece sus aventuras después de un acontecimiento concreto, quizá te dejaron KO y te metieron en una caja en un barco mercante; entonces, quizá tu equipo no vaya mucho más allá de tu ropa.


Otra cosa común es dar una cantidad de dinero inicial y permitir al jugador que compre en la lista de equipo algunas cosas.


Fíjate que esto es una tarea tanto del director como del jugador. Se ha de conseguir un buen equilibrio entre la imagen que uno se ha hecho de su personaje y de los límites que el Director de Juego tiene pensados para él. La clave es hablar, negociar, acordar.


Por otro lado, es un buen momento para comentar con el Director de Juego aspectos de tu personaje como manías, detalles de su personalidad que lo hacen especial, quizá comentar algún momento o persona especial del pasado, etc.


Éste tipo de información no solo da color al personaje si no que ayuda al Director de Juego a poder presentar situaciones “a medida” y acordes con el personaje. Quizá aquella chica con la que tuviste un idilio en tu adolescencia reaparece con magulladuras y una historia que te empujará a ayudarla, quien sabe.


Ejemplo
Ya casi lo tenemos todo, Michael tiene atributos, habilidades y un concepto sólido pero general.
No sería raro equiparlo con una 9mm Parabellum, un Cadillac viejo, y una gabardina de cuero. También podríamos darle 200$ en metálico y una cuenta en un banco con unos pequeños ahorros, unos 2000$.
Ahora, podemos definir dónde vive, si tiene una casa con su preciosa hipoteca o está en un motel de mala muerte. Vamos a ampliar el concepto que teníamos de él. Estamos hablando de alguien que viene de un mal barrio, posiblemente creció con compañeros de clase que han acabado siendo mala gente, gente de la calle. Incluso podríamos hablar de algún caso concreto, de cómo Michael tuvo que detener a un viejo amigo de la infancia, de cómo complicó esto las cosas para él ya que el susodicho podía dar información a sus jefes para joderle vivo. Porque obviamente, no le sentó muy bien ir a la cárcel por su culpa. 
Ahora han pasado unos cuantos años y este antiguo amigo ha salido de la cárcel, Michael lo sabe, pero no está seguro de qué habrá pasado, de qué pensará y está intranquilo, casi paranoico porque quizá “vienen a por mí”.
Nuestro personaje no se pasa todo el día detrás de asesinatos, maridos infieles y demás situaciones típicas de su profesión, tiene aficiones, y concretamente a Michael le apasionan los trenes. Siempre que tiene un rato libre no es raro encontrarlo encima de un puente, viendo pasar los convoyes, sonriendo al ver que ha acertado con el modelo de locomotora. Además, su maña con las manos se hace patente cuando vemos las miniaturas de trenes eléctricos que colecciona, pinta y monta sobre dioramas.