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LIDIAR CON EL ODIO

Cuando se hayan terminado todos los capítulos, ambos jugadores tendrán que decidir cómo lidiar con el odio acumulado. Hay dos maneras de hacerlo:


Entregarse al odio

Los jugadores pueden tirar sus dados de odio en una apuesta desesperada para transformarlos en ventajas. Anotad la cantidad de odio que tiene cada jugador (esto será necesario para el gran final). Cada jugador describe un curso de acción (previo al enfrentamiento final) que ha realizado a espaldas del otro samurái. Debe ser un momento inspirado por la rabia y el odio. Al contrario que en los capítulos, los dados de odio no se suman, ya que el otro samurái no interviene en la escena.

Los resultados pares se convierten en ventajas para ese samurái.

Estas se gastan durante el gran final para hacer movimientos que pretenden derrotar al oponente o complicarle la vida.

Los impares se convierten en cicatrices, que pueden complicarle las cosas al samurái más adelante.

Las cicatrices representan heridas físicas que el samurái tiene que soportar durante el combate, o lesiones psicológicas y emocionales que afectan a su concentración y disciplina.


Escapar del odio (sólo si el odio es superior a diez)

Justo antes de que comience el gran final, los jugadores pueden liberarse de su odio, algo muy propio de samuráis y a lo que anima el bushido. Esta acción es encomiable y merece una escena narrada por el jugador que ha decidido liberarse de todo ese odio. 

El acto de escapar de tu odio también tiene un beneficio mecánico: el jugador puede descartar tantas cicatrices como la mitad de puntos de odio que tenga, redondeando hacia abajo. Sin embargo, escapar del odio y la rabia no le otorga ninguna ventaja al samurái y no elimina sus marcadores de odio.