La mujer no parece reparar en tu presencia, ni siquiera cuando tomas asiento frente a ella. Sus ropas son cómodas y funcionales, y aún así resulta evidente que son de buena fábrica. Viaja con poco equipaje, al igual que tú, lo cual te hace pensar que no planea residir en la colonia permanentemente. Cuando hace un gesto y se pasa la mano por el pelo alcanzas a percibir su perfume, floral y fresco, una muestra más de que no se trata de una simple trabajadora de fábrica.

En cualquier caso, la mujer permanece totalmente ajena al entorno, mientras mantiene su mirada perdida en el horizonte. Si quieres entablar conversación, tendrás que iniciarla tú.