–Ha venido antes Tommy ‘Ruleta’ –anunció Paulie.

Tras el Dante’s Bar se encontraba un aparcamiento con capacidad para una veintena de vehículos y tras este se encontraba un taller mecánico. Encima del mismo se encontraba el local de Paulie.

Llamarlo local era tal vez un piropo, aquello era una especie de almacén en el que la decoración brillaba por su ausencia. Un par de notas aquí y allá, un mostrador y algunas armas expuestas, era el armero de la familia y trabajaba allí desde que volvió como veterano del ejército. Una mala bala había provocado en él una cojera pero el Don se apiadó de él y honrando la amistad que le unía con los padres de Paulie, le permitió trabajar allí para ellos.

–Aquí tenéis varias pistolas para elegir. Coged la que más os guste… También me ha pedido 'Ruleta' que os deje lista una Tommy y una Lupara por si acaso–agregó mientras se agachaba para extraer el arma de la parte inferior del mostrador–. Está el tambor limpio y engrasado, así como el arma.

–No veas la que me cayó cuando se les encasquilló a Mondadientes y Salieri las Tommys que les di… –dijo riéndose–. Es por precaución, nunca se sabe si podríais encontraros a los Marchetti por el camino.