Luca pensó en una retahíla de excusas creyendo que de esa manera aquel matón se largaría y les dejaría en paz.

Estaba equivocado.

–¿Qué hacen ustedes por aquí? –preguntó el recién llegado conforme se iba aproximando a la puerta del conductor. Desde el interior tan sólo veían aproximarse el abrigo que llevaba aquel desgraciado. Entonces se agachó y rápidamente sacó el arma.

BANG BANG

No tuvo piedad, disparó rápidamente antes de esperar respuesta, al pecho de ambos ocupantes del vehículo. En respuesta intentaron reaccionar pero no se habían preparado lo suficiente y tan sólo alcanzaron a ver a su ejecutor, subir su arma unos centímetros.

BANG BANG

Todo terminó, los sesos de Luca y Salvatore se encontraban dispersos por todo el interior del Ford A

–Unos idiotas, tenía toda la pinta que los mandó Barone –dijo el asesino una vez ocupó el asiento del vehículo de su jefe.

–Debemos largarnos de aquí. Este sitio no es seguro... Parece que Michael ha hablado –dijo fríamente el conductor. 

–Descuide Carlo... Me encargaré de él.

El Ford T finalmente se puso en marcha abandonando para siempre aquella construcción. Tras ellos dejaron un reguero de muerte y la firme promesa de que la guerra se recrudecería.

Ese Carlo Marchetti era un auténtico bastardo afortunado...

Estás muerto

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