No merecía la pena contestar a aquella pregunta, no era la primera que reaccionaba así. Era natural, a nadie le gustaba perder su vida pero la vida de Antonella era importante para los negocios.

Al menos así lo disponía el Don, y no convenía contrariarle. No eran esos los planes de Luca así que salvó la escasa distancia que los separaba y dirigió un directo a la mandíbula de la joven.

Luca falló cuando no podía fallar.

Antonella sabíase afortunada, y también sabía que no debía tentar una vez más al destino. Por ello aprovechó aquel momento de debilidad para correr como alma que llevaba el diablo. Corrió sin mirar atrás abriendo la puerta de un portazo cuyo estruendo se trasladó a lo largo de todo el rellano y echó a correr escaleras abajo.

Abajo la esperaba Sal.

BANG

No hubo lugar para la piedad ni para la debilidad. El compañero de Luca fue eficaz y de un solo disparo ejecutó a la joven.

–¡Vamos baja! ¡Qué cojones hacías que te entretuviste tanto montando una escandalera que se escuchaba desde la calle!– le preguntó sin esperar respuesta pues ya estaba dirigiéndose al vehículo sentándose en el asiento del conductor.

En cuanto estaban los dos en su interior, Salvatore pisó fondo y alejó ambos soldatos de la escena del delito.

–¡Misión cumplida! –era lo que tenía que pensar el verdugo, sin embargo no se sentía bien con aquello. Era un trabajo, pero no el trabajo que buscaba. No merecía la pena darle más vueltas, había que volver y dar el parte al Don. 

Algunos días más tarde... En algún lugar a las afueras de la ciudad.

Don Maurizio nunca se llegó a enterarse de los pormenores de como había terminado todo. La historia oficial era que Sal la había ejecutado y que la puttana fue demasiado ruidosa. Una auténtica mujer siciliana.

Por la razón que fuera al Don no pareció gustarle demasiado aquellas noticias, era una misión cumplida pero algo parecía estar mal. Ninguno de los dos lo entendía.

Ahora mismo se encontraban ambos en el coche con Mondadientes, otro de los soldato bajo el mando de Tommy y el propio Tommy 'Ruleta'. Conducía Sal.

Iban los cuatro a hacer un recado para el Don cuando Tommy pidió ir al baño. No era algo inusual, los Capo gustaban de hacer pedidos extraños para dejar claro la diferencia entre ellos y los soldato. Ellos podían darse el lujo de retrasar la misión para aliviarse la vejiga.

El vehículo tomó una salida para posteriormente detenerse a un lado del camino. De repente Luca advirtió un movimiento fugaz en la parte posterior y frente a su mirada paso una cuerda de piano que le atenazó repentinamente la garganta.

Luca luchó todo lo que pudo, tal y como unos días atrás hizo Antonella. Pero no hubo manera... Tras intentar forcejear, acabó por llevarse la mano a donde tenía el arma pero una mano fuerte le detuvo, Salvatore también estaba con aquellos perros. 

Ese fue el último rostro, un rostro que parecía querer pedirle disculpas con la mirada, pero en el resto de su faz se dibujaba la resolución de creer en lo que estaba haciendo.

–Joder, creía que no se iba a morir nunca. Tiradlo a la cuneta– dijo Tommy en cuanto Mondadientes aflojó su presa–. El Don no quiere pusilánimes en la familia, esta corbata siciliana es lo más parecido a un autentico siciliano que tendra este desgraciado.

Estás muerto

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