El aventurero, en lugar de recurrir a la violencia, opta por un enfoque más diplomático. Advertirtiendo al tabernero sobre las artimañas de la tiefling que está distrayéndolo y robandole tras el mostrador. El tabernero, inicialmente escéptico, observa la situación con mayor atención. Siguiendo la mirada del aventurero, nota los movimientos furtivos de la cola de la tiefling. Su rostro se transforma de incredulidad a comprensión mientras asimila la advertencia. Con rapidez, el tabernero se aparta de la distracción de la tiefling y mira tras el mostrador. Descubre el intento de robo y, con gesto de agradecimiento hacia el aventurero, toma medidas para detener a la ladrona.
La tiefling, al darse cuenta de que ha sido descubierta, se levanta rápidamente, pero antes de que pueda huir, el tabernero la intercepta con determinación. Viendo que había sido atrapada, la ldrona no tiene más remedio que usar un As bajo la manga, lanzando una bomba de huo esta logra causar tal conmoción para haberse ido antes de que la nube de humo se hubiera desvanecido por completo.
La taberna, que estuvo al borde de la tensión, se llena ahora de murmullos y gestos de aprobación hacia el aventurero. La astucia y la diplomacia han prevalecido sobre la violencia, y el aventurero se convierte en el héroe improvisado de la noche. El tabernero, agradecido, extiende su gratitud y ofrece al aventurero una bebida en señal de aprecio.