La figura del mago encorvada, envuelta en una túnica que fluye hasta el suelo, es un testimonio de innumerables años dedicados al estudio de la magia. La barba larga y blanca se extiende como un torrente de sabiduría, mientras que sus ojos, brillantes y centelleantes con la chispa de la magia, miran con perspicacia a través de las décadas de conocimiento acumulado.

El sombrero puntiagudo, de un marrón desgastado pero impregnado de historias, se posa con dignidad en la cabeza del anciano, y su forma cónica parece sostener el peso de secretos arcanos que se han entrelazado con los pliegues del tejido a lo largo del tiempo. Adornado con estrellas y lunas en relieve, el sombrero es un símbolo de su conexión con los misterios cósmicos que ha explorado a lo largo de su vida.

-Muy bien, muy bien... -Dijo de manera genérica a todos los presentes, viendo que aquello parecía que iba a ser un gran problema, tanto tiempo separado había causado muchas cosas de las que comentar y de las que hablar, pero ciertamente no era el momento de hacerlo ahí mismo- Primero pasemos al interior, cenemos y mañana podremos hablar de los asuntos más cruciales, hoy disfrutemos.