El aventurero, en lugar de huir, se arma de valor y decide enfrentar la responsabilidad que pesa sobre sus hombros. Con determinación, se dirige hacia la mansión, donde la barrera mágica no parece ser un obstáculo para algunos animales carroñeros que cruzan sin impedimentos para alimentarse de los cadáveres de otros animalitos. La escena es macabra, pero refuerza la urgencia de la situación.
Guiado por las indicaciones de los pueblerinos, el aventurero se encamina hacia los aposentos del mago. La mansión, en la penumbra de la mañana, parece susurrar misterios y secretos mientras el aventurero avanza con cautela por pasillos silenciosos. La atmósfera está cargada de tensión y expectación, y el aventurero sabe que enfrentará la verdad detrás del asesinato del Mago Zyrtek.
Al llegar a los aposentos del mago, la escena es sombría. El cuerpo sin vida de Zyrtek yace allí, testigo mudo de la tragedia que ha ocurrido. El aventurero, ahora frente al cadáver, se prepara para desentrañar el misterio que rodea a la muerte del mago. La responsabilidad es abrumadora, pero la determinación de hacer justicia impulsa al aventurero a buscar respuestas, incluso cuando el pueblo y la mansión se sumen en un silencio roto solo por los susurros del viento nocturno.