La escena en la zona de la chimenea revela aún más detalles perturbadores. El aventurero examina detenidamente los dos sillones dispuestos frente al fuego, y su atención se centra en el primero de ellos. Este sillón tiene varios agujeros profundos en su respaldo, llegando al otro lado. La violencia de estos agujeros sugiere que algo perforó el sillón con una fuerza considerable y no solo eso, si no que el arma tiene un gran filo y es bastante grande. El respaldo y el asiento están manchados de sangre, indicando que la violencia no se limitó a simplemente perforar el sillón. La mancha de sangre sugiere un encuentro violento y sangriento que tuvo lugar en esta área de la habitación.
Entre ambos sillones, en una mesita, reposan dos copas. La copa que está cerca del sillón destrozado y manchado de sangre llama la atención del aventurero. Al examinarla, nota restos de un polvillo blanquecino en el fondo de la copa. Esta revelación agrega otro elemento misterioso a la escena, planteando preguntas sobre la naturaleza del polvo y su conexión con los eventos que han ocurrido en la habitación.