Item Descripción Valor





Finalmente estabas a salvo, de vuelta entre especies civilizadas, lejos de esa infame plaga de la que habías tenido la suerte de escapar. Porque lo sabías, tu supervivencia había sido por mera suerte, una suerte que la mayoría no tenía ni tendría nunca mientras esa plaga no llegase a su fin. Sin embargo, hecho de que hubieses podido regresar a tu hogar no quería decir que lo hubieses hecho igual que cuando saliste de él… aquel mundo te había cambiado de formas que nunca hubieses creído posible.

Habías visto el corazón de la bestia, sus aberrantes y superpobladas ciudades, su moribundo planeta de origen, extremadamente contaminado, su perversa y violenta naturaleza, su execrable conducta incluso con sus semejantes, con crímenes entre semejantes incuso en el mismo centro de su territorio… un territorio que no hacían más que expandir para seguir alimentando su insaciable hambre de recursos, su inacabable ansia consumista. Alguien tenía que detener a los humanos, no podía permitirse la continua y descontrolada expansión Imperio Humano… incluso aunque ese alguien tuvieses que ser tú.

Por eso, por que habías visto su corazón, pisado la Tierra y vivido para contarlo, pasarías el resto de tu vida enfrentando a los abominables humanos, primero como un soldado, luego como un mercenario, y con el tiempo, como líder de un creciente grupo de resistencia que los enfrentaría allá donde fuesen.

Quedarse a luchar con aquellos seres era una auténtica estupidez, puesto que aunque tal vez pudieses con ellos, bien podía suceder que te acabasen hiriendo de gravedad, o que la pelea dañase tu dispositivo de camuflaje, o que el ruido atrajese a alguna patrulla cercana, o mil cosas más que podían salir mal. No, quedarse a luchar no era una opción, así pues, aprovechaste sin dudarlo el hueco dejado por la criatura a la que habías golpeado y corriste en dirección a los caminos principales.

Tu rápida reacción impidió que pudiesen atacarte antes de que lograses alejarte, aunque por supuesto, aquellos malditos seres no dudaron en perseguirte. Sin embargo a pesar de tu herida, y aunque fuese solo un poco, lo cierto es que eras más veloz que ellos, por lo que pudiste llegar al camino principal poco antes que ellos, donde a punto estuviste de chocar con una patrulla, quienes te observaron con desconfianza, a causa de tu repentina aparición y de estar sujetándote un costado a causa de la herida que te habían hecho al principio, por mucho que esta no se mostrase en el camuflaje.

Los criminales estaban a punto de girar la esquina, por lo que no podías quedarte allí, pero tal vez podrías engañar a la patrulla para que fuese a por ellos. Eso, o podías seguir huyendo, con la esperanza de que la patrulla no te diese el alto.