Item Descripción Valor

Corres sin mirar atrás. No sabes si Paco lo apagará o decidirá destruirlo, no puedes evitar pensar que estas haciendo mal dejando atrás a tu amigo, pero tendrás que vivir el resto de tu vida con esa decisión.

Cuando sales puedes ver el cielo azul, despejado. Sin duda una preciosa mañana que recuerda a un buen día de primavera.

Notas un temblor en el suelo, y del mismo comienzan a surgir pequeños tentáculos, diferentes animales surgen de las grietas del suelo y la tierra y la vegetación que os rodea se torna de un negruzco enfermizo.

El escenario cada vez es peor. Buscas tu coche, pero este ha sido engullido junto a unos pocos más por la propia tierra de la montaña. Del suelo comienzan a surgir una especie de babosas enormes que no parecen tener ojos, ni boca, ni una parte delantera o trasera; y se adhieren a árboles y animales.

Solo podéis correr evitando todo lo que va apareciendo a vuestro paso, extrañas criaturas que o bien han sido deformadas, o directamente no pertenecen a la Tierra.

Finalmente te detienes en seca, miras a tu alrededor y asumes que este, es tu final.

Te dispones a hacerte con las herramientas de medición, cuando por tu mente pasa una idea un tanto extraña. La ves pasar por detrás de tus ojos como si estuvieras sentado en un cine, y para cuando ves lo absurdo de la misma te encuentras agarrando a uno de los técnicos y lanzándolo contra el cristal que separa la sala de la sala del bolómetro.

El cristal se resquebraja, aunque sin llegar a romperse... no ha corrido la misma suerte el técnico, que yace en el suelo con su cabeza en una posición antinatural respecto a su propio cuerpo.

Te acercas corriendo y agarras de nuevo al técnico de la cabeza, estrellándola contra el cristal de nuevo, y ahora si rompiéndolo del todo.

Desde tu posición de espectador has podido no solo ver la escena, sino a Paco con su mano en el accionador del protocolo de limpieza. No ha podido hacerlo, puedes ver en su mirada que no podía hacerlo mientras estuvieras tu dentro.

Durante unos segundos nadie se mueve, y tu poco a poco recuperas el control de los movimientos de tu cuerpo. El otro técnico de la sala sale a la carrera directo hacia Paco, mientras agarra una de las llaves de tuvo de la sala, justo mientras al que teóricamente le acabas de partir el cuello se levanta y se dirige obviando todo lo demás a uno de los ordenadores y activa de nuevo la energía en las dos salas, para comenzar a tocar diversos valores.