Item Descripción Valor

Haces lo que debes, dices la verdad ante la incrédula mirada de los que te rodean y eres trasladado a unas instalaciones en mitad de alguna montaña que no eres capaz de identificar.

Encerrado en una celda en la que eres sometido a diferentes pruebas, vas notando poco a poco como vas perdiendo el control, hasta que pasados un par de meses tan solo eres un mero espectador de las acciones de tu cuerpo.

Eres examinado, interrogado y desde tu posición de observador tan solo puedes esperar que llegue el más que evidente final. El momento en el que no puedan obtener más información de ti, o mejor dicho, de la entidad que te ha poseído.

Ese instante llega pocas semanas después. La muerte al menos es dulce, indolora. Una inyección que te sume en un sueño que trae de vuelta tus mejores recuerdos con tu amigo Paco.

Entras en la sala y te diriges directamente al bolómetro, con la idea bien clara en la cabeza.

Levantas el brazo y un rayo impacta directamente en tu pecho, otro en tu brazo y un tercero en la mano. El dolor es tan fuerte que te ves forzado a caer de rodillas y poco a poco vuelves a sentir como pierdes el control.  Algo de nuevo está controlando tus acciones y parece que ahora lo que va a hacer es tocar el vórtice. Nada mas entrar en contacto con la sustancia verdosa sientes un fuerte tirón que te absorbe hacia el interior.

Abres los ojos y ves que te encuentras rodeado de oscuridad. Mueves los pies pero no encuentras nada sobre los que apoyarlos. Los brazos tampoco alcanzan a tocar nada. Es como si estuvieras flotando.

Una profunda y grave y ronca respiración que parece provenir de todas las direcciones hace que se te erice el cabello de todo el cuerpo y es entonces cuando lo ves.

Cientos de tentáculos surgen de lo que podría ser un enorme rostro deformado situado a un par de metros de ti... Uno de ellos se acerca a ti, y con lentitud comienza a atravesarte el estómago hasta que sale por la espalda. No has sentido dolor, ha sido como si tu cuerpo fuera mantequilla. Tus ojos están fijos en aquel rostro y pronto pierdes toda consciencia de ti mismo, sumergiéndote en la oscuridad del lugar que te rodea.