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Fue un paseo muy agradable, mucha gente encantadora por el camino, las gentes siempre agradables y encantadas de ayudar. Finalmente consigo llegar a la Iglesia de Santa María de Iria Flavia, era una verdadera historia lo que había ocurrido en este santo terreno, levantada una y otra vez, la iglesia que antaño fue catedral.

Estoy dando un paseo por el exterior y al llegar a las laudas,  me siento en uno de los sepulcros. Parece un buen sitio para pensar. 

Empiezo a examinar el resto de sepulcros, mientras pienso si en el que estoy sentado en este momento, es aquel en el que se obraban milagros; donde las familias ponían a sus hijos enfermos esperando que la misericordia del "cuerpo santo" los curase, y es que el santo obispo era famoso por cuidar a la parroquia, incluso una vez muerto. 

Estos y otros pensamientos sobre la historia del lugar, hizo que venga a mi mente, uno de los dichos de mi padre, parafraseando a el "gran vecino de iria". - Hijo mio "Hay dos clases de hombres: quienes hacen la historia y quienes la padecen" - digo en alto sin darme cuenta. Una chica pelirroja de unos veintitantos, interrumpe: - Yo soy más de, "No es lo mismo estar dormido que estar durmiendo, porque no es lo mismo estar jodido que estar jodiendo"- dijo sonriendo - disculpa que haya interrumpidos tan profundos pensamientos- Y ríe divertida mientras juega con su rojizo pelo que brilla un poco con los últimos rayos del sol.