Item Descripción Valor

Ya habéis visto bastante, llamas, y antes de que te descuelguen tiras el teléfono al suelo. Montáis en el coche y salís pitando. No miráis por el retrovisor... no tenéis el valor necesario para hacerlo.

Poco a poco el paisaje va volviendo a ser verde, boscoso, pirenaico y hermoso...

Decidís dejar atrás todo, aquello no iba a terminar allí, y lo sabéis tanto Paco como tú. Lo que habéis liberado en las instalaciones no se detendrá. Al menos no ahora.

Los siguientes años los pasáis alejados de todo y de todos. Habéis encontrado una pequeña casa a kilómetros de distancia y encontrado la manera de subsistir por vuestros propios medios. No es que sea la panacea, pero os permite descansar y pasar vuestros últimos días juntos.

Para cuando el caos, la negrura y la podredumbre os alcanza ya estáis más que preparados, y la acogéis como dos ancianos que han disfrutado los últimos años de sus vidas sabedores de que su fatídico destino les daría caza tarde o temprano. La culpa hace tiempo que desapareció. Paco y tu os abrazáis mientras os miráis y cerráis los ojos.

Una llamada y el ejército no tarda más de 15 minutos en presentarse. Os han sugerido que no os movierais del lugar, pero que buscarais un lugar seguro y dejarais el teléfono encendido para poder localizaros.

El escenario cada vez es peor. Vuestro coche ha sido engullido junto a unos pocos más por la propia tierra de la montaña. Del suelo comienzan a surgir una especie de babosas enormes que no parecen tener ojos, ni boca, ni una parte delantera o trasera; y se adhieren a árboles y animales.

Para cuando el primer helicóptero llega vuestro escondite ha sido destruido y solo podéis correr evitando todo lo que va apareciendo a vuestro paso, extrañas criaturas que o bien han sido deformadas, o directamente no pertenecen a la Tierra.

Corréis en busca de ayuda, una cuerda, una escalera lo que sea, pero vuestras esperanzas caen al igual que lo hace la aeronave cuando un gigantesco tentáculo surge del suelo, derribándola.

Paco y tu os detenéis en seco, miráis a vuestro al rededor y finalmente asumís que este, es vuestro final.