Item | Descripción | Valor |
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El salto de regreso a casa duró varias horas, prácticamente un ciclo entero, pero después de los 11 interminables y angustiosos ciclos que habías pasado en aquel planeta, el solo hecho de poder moverte libremente, incluso aunque fuese por el interior de tu pequeña nave hizo que se te hiciesen cortas. Evidentemente, cuando finalmente saliste del espacio enemigo, fuiste interceptado por las patrullas fronterizas por haber salido de un vector de salto no autorizado, pero aunque inicialmente pensaron que mentías, los datos de navegación de tu nave no tardaron en corroborar tú increíble pero cierta historia. Habías estado durante varios ciclos en el lugar más peligroso del universo conocido sin apoyo de ningún tipo, y no solo habías conseguido volver, sino que lo habías hecho sin que quienes habitaban aquel inmundo y mortífero planeta no te descubriesen y sin secuela alguna… físicas al menos, puesto que las mentales eran inevitables.
Pero a pesar de ello, aunque ese periodo poblaría por siempre tus pesadillas, supiste sobreponerte y sacarle provecho, logrando que también te sirviese de algo. Y no solo a ti, sino también al resto de especies civilizadas, puesto publicaste tu historia y un manual de supervivencia utilizando tu experiencia en aquel lugar. “Huida de la Tierra” y “Como sobrevivir en un mundo humano” se convirtieron rápidamente en lectura indispensable para todas las razas civilizadas.
No hay tiempo de pensar, solo de correr. Correr para salir de en medio de aquella masa de criaturas que no tardarían en darse cuenta de que no eras como ellas. Correr para llegar a tu nave y salir de aquel inmundo planeta antes de que te matasen o algo peor.
Conforme apartabas de tu camino a aquellos seres, empezaste a escuchar gritos que identificaste como sorpresa, enfado, indignación… pero no te importaba, tenías que correr aún más rápido. Y entonces, esos gritos empezaron a transformarse en gritos de miedo y horror, pues tu camuflaje había terminado de fallar… lo cual solo hizo que acelerases el paso aún más. Al menos ahora se apartaban de tu camino, permitiéndote ir más rápido. Ya habías recorrido casi tres cuartas partes de la distancia que te separaba de tu nave cuando tu brazo se sumió en una explosión de dolor. Las fuerzas de seguridad habían empezado a llegar y a disparar, y uno de los disparos te había alcanzado… pero eso no te detuvo. Tenías que seguir adelante, no podías frenar…
Otro impacto te alcanzó en el torso… dos más en la espalda… ya apenas podías avanzar un paso más cuando más disparos te alcanzaron, terminando de una vez con tu vida. Al menos, tu muerte había sido rápida…