Item Descripción Valor





Aunque la herida, en principio no parecía grave, eso no quería decir que no te afectase, y dudabas que con ella pudieses despistar a la patrulla si huías y decidían perseguirte. Además, incluso dentro de los estándares de aquellas abominables criaturas, los que te perseguían eran criminales, por lo que no debería costarte engañarles. Y eso hiciste.

Te acercaste hacia donde estaban, pidiéndoles ayuda y señalando el lugar por el que habías llegado, con tan buena suerte que justo en ese momento, tus perseguidores giraron la esquina y aparecieron con sus armas en alto, por lo que la patrulla no lo dudó, saliendo uno de ellos junto con un dron que les estaba sobrevolando en persecución de los criminales, quien al ver a la patrulla habían dado media vuelta y huido.

El otro miembro de la patrulla se quedó contigo, diciéndote que te quedases… hasta que de repente, su voz se detuvo y miró entre extrañado y asustado al suelo. Sin saber lo que pasaba, seguiste su mirada y viste lo que le había llamado la atención… era tu sangre, que había goteado y formado un pequeño charco en el suelo. El charco, si es que podía llegar a merecer dicho nombre, era casi insignificante, sin apenas importancia... de no ser porque, evidentemente, estaba formado por tu sangre, una sangre que desde luego no era del color que hubiese tenido que tener si fueses realmente alguien de su especie. Cuando levantaste la vista para intentar buscar una excusa, viste que ya era tarde, el guardia te estaba apuntando, y un instante después te había aturdido con su arma.

No sabías si realmente no te habían visto, o si lo habían hecho pero no les habías llamado la atención... algo que seguro sucedería si de repente te dabas la vuelta e intentabas esquivarlos, por lo que, soportando a duras penas las ganas de salir corriendo, seguiste hacia delante.

¿Estabas caminando demasiado lentamente? ¿O acaso te movías demasiado rápido? ¿Eran tus movimientos demasiado rígidos? ¿Tu postura y tu empeño por ignorarles muy forzado? Las preguntas surgían una y otra vez en tu mente con cada paso que dabas. Sentías las miradas de aquellas abominables criaturas fijas sobre ti, observándote, evaluándote, juzgando si eras uno de ellos o si por el contrario eras algo distinto, algo que no dudarían en cazar y eliminar. Sin embargo, y contra todo pronóstico, no te detuvieron ni te molestaron, permitiendo que pasases y continuases tu camino, algo que hiciste con premura, acelerando el paso una vez te alejaste lo suficiente.

Por suerte para ti, no encontraste ningún impedimento más durante el resto del trayecto, además de que el lugar donde estaba oculta tu nave se encontraba completamente desierto. Tras observar a tu alrededor por última vez para asegurarte de que ninguno de aquellos malditos seres se encontraban por allí, desactivaste el desfase dimensional que ocultaba tu nave y entraste en ella. Una vez dentro, te pusiste manos a la obra en terminar la reparación, alineando el conmutador dañado y parcheando el relé principal con las piezas que habías conseguido. El tiempo corría en tu contra, pues eras consciente de que, sin el desfase, la nave no tardaría en ser detectada… pero sabías lo que hacías, y antes de que pudiesen detectarla, conseguiste terminar, despegar y abandonar aquel inmundo planeta, saltando al espacio civilizado en cuanto saliste de la atmosfera.