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Poco a poco, la oscuridad de tu mente fue despejándose, permitiendo que empezases a poder escuchar lo que pasaba a tu alrededor, donde dos de aquellos malditos seres parecían conversar.
-¿Cómo ha llegado ese maldito alienígena hasta aquí? ¿Qué buscaba?
-No lo sabemos, pero lo averiguaremos. Los técnicos están revisando la nave en estos momentos.
-De acuerdo, pero que no la dañen… quien sabe lo que podremos conseguir de su tecnología.
-Entendido. Por otra parte… espera, parece que se está despertando… ¡Administradle otra dosis, rápido!
…
De nuevo, el efecto de lo que te habían dado empezaba a debilitarse, y con ello, volvías a ser consciente de tu alrededor. Esta vez estabas en un lugar diferente, con sujeciones por todos lados que te mantenían boca arriba y con numerosas luces enfocándote.
-Está despierto, escanead sus patrones mentales y las respuestas neuronales durante la vivisección. Y no permitáis que muera… no todos los días conseguimos especímenes vivos y en buen estado con los que poder experimentar sin limitaciones.
Lo siguiente que notaste fue el dolor cuando empezaron a abrirte en canal… y supiste que aquel dolor sería lo único que experimentarías en lo que te quedaba de vida. Una vida como sujeto de experimentos de los malditos humanos.
No hay tiempo de pensar, solo de correr. Correr para salir de en medio de aquella masa de criaturas que no tardarían en darse cuenta de que no eras como ellas. Correr para llegar a tu nave y salir de aquel inmundo planeta antes de que te matasen o algo peor.
Conforme apartabas de tu camino a aquellos seres, empezaste a escuchar gritos que identificaste como sorpresa, enfado, indignación… pero no te importaba, tenías que correr aún más rápido. Y entonces, esos gritos empezaron a transformarse en gritos de miedo y horror, pues tu camuflaje había terminado de fallar… lo cual solo hizo que acelerases el paso aún más. Al menos ahora se apartaban de tu camino, permitiéndote ir más rápido. Ya habías recorrido casi tres cuartas partes de la distancia que te separaba de tu nave cuando tu brazo se sumió en una explosión de dolor. Las fuerzas de seguridad habían empezado a llegar y a disparar, y uno de los disparos te había alcanzado… pero eso no te detuvo. Tenías que seguir adelante, no podías frenar…
Otro impacto te alcanzó en el torso… dos más en la espalda… ya apenas podías avanzar un paso más cuando más disparos te alcanzaron, terminando de una vez con tu vida. Al menos, tu muerte había sido rápida…