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Antes que nada, lo primero es darte las gracias por haber llegado hasta aquí, que al fin y al cabo, el motivo principal por el que he escrito en Autorol es para compartir esta y, espero, otras historias que escribiré en un futuro. Y lo segundo, como no, es esperar que, independientemente de las decisiones que hayas tomado y del camino que hayas recorrido durante la historia, hayas disfrutado de todo el trayecto… y que la sorpresa final te haya cogido, valga la redundancia, por sorpresa.

El motivo de ese giro final, motivo que espero no suene demasiado presuntuoso, ha sido porque quería hacer una historia, dentro de lo que cabe, típica, pero dándole la vuelta de tal forma de que, tras haberte identificado con el/la protagonista, al llegar al final descubras que nada era lo que creías, ni siquiera tú mismo/a, y que en realidad ha sido todo lo contrario… y con ello intentar hacerte ver que toda historia, sin importar cual sea, depende del punto de vista del que la cuenta. Espero, aunque sea mínimamente, haberlo conseguido.

Dicho esto, poco me queda más que volver a agradecerte tu interés por mi pequeña historia, esperar que la hayas disfrutado e invitarte a volver a jugar la historia para que puedas explorar otros caminos o simplemente para leerla con lo que ahora sabes. Además, siéntete libre de dejar en los comentarios tus opiniones sobre la historia, tus críticas, tus sugerencias, o lo que se te ocurra… cualquier comentario es bienvenido y agradeceré todos y cada uno de ellos, pero eso sí, ten cuidado de no poner spoilers, para que así los que aún no la hayan leído puedan sorprenderse al igual que tú.

De nuevo, muchas gracias.

Despertaste con tu cuerpo recostado bocarriba, con una brillante luz iluminándote desde el techo y totalmente inmovilizado a pesar de que no podías mover ni siquiera un musculo. O más bien, lo que realmente sucedía es que eras incapaz de sentir tu cuerpo. Lo único de lo que eras consciente era de la luz sobre ti y de las voces a tu alrededor.

-¿La herida está controlada? No podemos dejar que muera…

-Si, la hemos tratado sin problemas.

-¿Y el resto de operaciones?

-Según lo previsto.

-Excelente… recordad que la conservación de su vida es prioritaria. No podemos perder al sujeto…

Las palabras que escuchabas no hacían más que aumentar tus temores ¿Qué te estaban haciendo? Por desgracia, no tardaste en averiguarlo, cuando tus ojos finalmente se acostumbraron a la luz y pudieron distinguir el espejo que había tras esta. Un espejo que te permitía verte por completo… y te hizo gritar en tu mente, ya que te era imposible hacerlo físicamente. Incisiones, músculos seccionados, huesos segmentados, órganos al descubierto… te estaban viviseccionando por completo, y no solo no podías hacer nada para evitarlo, sino que sabías que aquello no había hecho más que comenzar.

Y como si te hubiesen leído los pensamientos, una de aquellas repugnantes criaturas, uno de aquellos malditos humanos se acercó a donde estabas y empezó a practicar, con tortuosa meticulosidad, una nueva incisión en tu ya destrozado cuerpo. Aquel fue el primer día de tu vida como Sujeto 132DF68, un mero espécimen con el que los científicos del Imperio Humano experimentarían durante el resto de tu vida… y muy posiblemente también tras tu muerte.