Sales de la pista entre empujones. Durante tu recorrido has visto a alguien caer al suelo y como varias personas enmascaradas empezaban a patearlo antes de que pudiera levantarse. 

Alcanzas los baños a la carrera. La gente aquí dentro está metiéndose algo o aliviando sus necesidades más primarias, ajena a lo que sucede fuera. Encuentras un cubículo libre y te encierras en él.

Entonces empiezan los gritos. El sonido de la música se mezcla con aullidos de frenesí y terror. De pronto escuchas las protestas de alguien:

—¿Eres imbécil? ¿Sabes cuanta pasta acabas de hacerme perder tirando toda esa coca? Te voy a...

La frase termina en un gorgoteo repentino y se oye el golpe de un cuerpo cayendo al suelo. Lo siguen gritos en los baños. Y más golpes. Jadeos y aullidos de animales. Un cuerpo golpea contra la puerta de tu cubículo. Aguantas la respiración. Gritos. De pronto más golpes. Son puertas rompiéndose. Más gritos y gente arrastrándose. 

Cuando el hacha se clava en la puerta de tu baño no tienes energía ni para gritar. Sabes que no valdrá de nada. Sólo te queda resignarte y esperar que sea rápido...

FIN