Apenas llegas, el más delgado y joven ha rodeado a tu compañero, mientras el más grande y el de la lanza le distraían, y con un gladius robado le apuñala por la espalda. Los tres jóvenes, aullando, se lanzan a por ti. Aunque la armadura y el escudo te brindan una excelente defensa, sólo puedes atacar a uno a la vez.