Giras por un instante la vista para examinar el entorno, cuando una ráfaga ilumina la noche con un estallido. Entre los pedazos de tierra que se levantan por doquier, observas en apenas una fracción de segundo que aún pareciese suceder muy despacio, cómo la descarga ha golpeado sin clemencia a varias de las arañas a su paso, dejándolas panza arriba completamente inertes. Sintiéndote de repente muy pequeño, ves el rostro impreciso cubierto bajo la capucha de una fémina, que sonríe por unos instantes y se retira lentamente en la oscuridad a lomos de su caballo.

Pronto observas cómo un nuevo corcel irrumpe en la escena pisoteando a otra de las criaturas, golpeándola además con el bastón largo de madera que esgrime el jinete a su paso. Cubierto en una túnica cobriza, el hombre de largo cabello castaño y expresión preocupada se detiene un instante para observar la llegada de más monstruos.

Al cabo, te ves obligado a unirte a la refriega hasta que todas las arañas quedan abatidas como si fuesen meros adornos de una pintura ecuestre. En el fragor del combate, sigues buscando enemigos mientras agitas la espada, enfervorecido, pero tu visión se oscurece más y más debido a la extraña niebla que va cubriendo el lugar. Tratas de examinar el entorno circundante del bosque, pero finalmente se va reduciendo a la nada...