Cuando se abren tus ojos... casi te caes de la vieja silla en la que te encuentras. Agitando tus brazos en el aire, pugnas por mantener el equilibrio.

- Despertad, mendrugo...

- ¿Pero qué diablos...? - respondes aturdido.

- Dejad de gruñir, solo estábais soñando - te responde desde alguna parte una voz de anciana.

Al girarte, lo primero que observas es la insoportable belleza de la joven de oscuro cabello que hay tras de ti. Erguida de espaldas, hay algo en ella, tal vez sea esa extrema elegancia: intentas analizarlo mientras la observas... debe ser eso, resulta hasta molesto, incómodo de ver. Está conversando con el otro hombre del grupo que también aparecía en tu sueño.

Mientras te recuperas de lo que parece haber sido el vívido regreso a una de tus vivencias del pasado , vuelves la vista hacia ti mismo, aquí repanchingado sobre una vieja silla de madera con los pies descalzos y extendidos frente a la chimenea.

Estabas recuperándote de tus heridas.