Decidiste hacer una breve desvío hacia la izquierda. Nada de malo con solo dar un vistazo para ver lo que podrías encontrar en esta fortaleza antes de continuar con tu misión.

Y lo que pudiste ver era... bueno, ciertamente algo inesperado. Como había ordenadores, había toda clase de extraños artículos por el sitio. Desde libros físicos de papel, hablando de filosofía, por unas repisas,  muñecas extrañas de madera,  cascos diminutos que por alguna razón tenían forma de ratas, hasta matraces y frascos, con líquidos de todos colores, ¿era eso veneno?

Aunque sin duda, lo que más destacaba era un ordenador solitario en medio de la habitación. Encendido, iluminaba el sitio oscuro. Pero a pesar de la importante información que podría tener, apenas podías utilizarlo unos minutos, cuando se bloqueaba de repente. Era lastimosamente un virus que te era familiar, el Dragon-Mannor. Tan grande y potente, pero que a la vez podía esconderse entre el código de manera increíblemente efectiva. Ojalá tuvieras algo a la mano para "matar a ese dragón."