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-Pero, ¿qué cojones…?
Los propios guardias civiles no pueden creer lo que ven. Arrebatándole a Alonso su bolso, sin darle tiempo a reaccionar, encuentran una pistola y una daga de importantes proporciones. De repente dos rifles os apuntan, a pocos centímetros de vuestras caras. Entendéis que es mejor no arriesgaros a hacer ninguna tontería y no os resistís. Os dejáis esposar y llevar al cuartelillo. En vuestro encierro esperáis que el Ministerio descubra dónde estáis y envíe a alguien por vosotros cuanto antes, pero, de momento, vuestra misión ha llegado a su
FIN
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ALONSO DE ENTRERRÍOS
