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-¡No, Julián!- le detiene Amelia, protectora-. El río es profundo y puede que la corriente ya la haya arrastrado. No podemos arriesgarnos. Cuando regresemos pasaremos por la armería y nos equiparemos antes en entrar en la siguiente puerta.
Los hombres asienten, a regañadientes. En la mayoría de las misiones es vuestro ingenio, y no las armas, el que os hace triunfar. Esperáis que esta sea una de esas misiones.
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ALONSO DE ENTRERRÍOS
