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Alonso agita los brazos en el aire y silba sonoramente.
-¡Eh, alguaciles!
Amelia le mira y para su propia sorpresa se une.
-¡Miquelets!- grita. Julián la mira con una sonrisa de oreja a oreja. Pone las manos alrededor de su boca y bocea a pleno pulmón.
-¡¡Picoletos!!
Los guardias civiles dudan un momento sin saber si os dirigís a ellos, pero no tardan en dirigir su barca hacia vosotros.
-Esto les dará a Andoni y a los Hernández el tiempo que necesitan.-te felicitas, pero en seguida tenéis que reaccionar. Uno de los guardias dispara su rifle y la bala impacta en el tronco de un árbol, a un palmo de tu pecho.
-¡A la puerta del tiempo!- apremias. Levantáis la trampilla y os lanzáis al interior, justo cuando la Isla de los Faisanes se convierte en francesa y el acceso se cierra abruptamente. Sólo podéis sonreír al imaginar el agradecimiento de los refugiados por lo que habéis hecho, y la cara que pondrán los guardias civiles cuando sean...
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JULIÁN MARTÍNEZ
