Sin embargo, Luca no era muy partidario de subir. Aquello suponía meterse en territorio desconocido y por tanto imprevisible. Mejor era aguardar a que bajase y acabar con ella en cuanto viese la oportunidad. Con aquella idea en mente, se dirigió a a su compañero:

–Quédate aquí –le pidió a su compañero. En misiones sencillas en las que el mayor riesgo residía en que les cazasen con las manos en la masa, máxime con tantos testigos en plena calle, uno se quedaba en el coche mientras que el otro sería el ejecutor. Esta vez sería Salvatore el que se quedara atrás, tenía que estar listo para sacarles a los dos en cuanto el trabajito estuviera hecho. Descartó también utilizar el juguete que tenía guardado en el coche, sería demasiado...

Salió y se dirigió a un lado del portal donde se situó apoyándose en la pared. Tras ajustarse el sombrero, extrajo un pitillo del interior de su chaqueta y con ayuda de una cerilla lo encendió.

–Joder, qué bueno está –pensó para sus adentros mientras expulsaba el humo por la boca. Ese era el comienzo de una larga espera en la que los minutos acabaron antojándose horas.

Del portal salieron durante ese tiempo una mujer mayor, un par de hombres trajeados que apenas se fijaron en el sicario y finalmente una mujer joven. Casaba con la descripción que le habían dado, de hecho en opinión del siciliano se habían quedado cortos describiendo su hermosura. Dudó unos instantes pero acabó por recordar el plan:

–¿Disculpe? ¿Señorita Rossi?

–¿Quién lo pregunta? –contestó con una sonrisa, desconocedora del destino que la tenía reservada el apuesto extraño al que se dirigía.

–Michael –contestó antes de disparar.

BANG

Echó a correr sujetándose el sombrero y entró en el coche.

–¡Vamos arranca!  –gritó antes de que Salvatore pisase fondo y alejase a ambos soldatos de la escena del delito.

Más tarde, ese mismo día.

Distrito Portuario. Dante´s Bar

Luca llegó al Dante's acompañado de Salvatore, ambos mantenían una actitud bien pagada de sí mismos. Era una misión sencilla pero la habían hecho, y bien. La verdad es que era una mierda de trabajo, que no dejaría muchas dádivas en su patrimonio pero era a lo máximo que podían aspirar manteniendo un perfil bajo.

A ver si pronto la guerra terminaba.

Extrañamente el Don, a diferencia de su invitado Michael, no pareció demasiado contento con la resolución de aquel encargo. Al cabo de una semana desapareció aquel pezzonovante que por unas horas fue invitado de Don Barone. Coincidió en el tiempo de hecho con la muerte de Carlo pero ni Luca ni Sal tuvieron la oportunidad de formar parte de todo aquello.

Algo había de extraño en aquellas coincidencias que nuestros protagonistas no fueron capaces de ver durante su misión.

¡Enhorabuena por llegar hasta este final!

Muchas gracias por jugar esta partida, sin embargo estamos seguros que aunque este no es un mal final... La historia da más de sí, solo que aún no lo has descubierto. Si quieres hacerlo puedes reiniciar la partida clickando el botón reiniciar partida