La maleza te rodea, haciendo tu avance lento y dificultoso. Los árboles se elevan hacia el cielo, con formas retorcidas y misteriosas, mientras las zarzas y otras hierbas espinosas raen ligeramente tu armadura.

Poco a poco vas avanzando por el bosque, hasta que llegas a un claro. Más que claro, es un sitio donde un árbol cayó, y ahora hay una zona despejada. Pero pronto será ocupada por otro árbol de similares características.

Decides que ese es un buen sitio para pasar la noche, y haces una fogata. No la haces demasiado grande, sabes que hay orcos, bandidos y criminales por el bosque. Por todos los bosques hay parásitos de esos.

La luz de la luna y las estrellas te inspiran confianza, y te acuestas a dormir. Tienes el fuego, estás convencido que será suficiente.

Un ruido te sobresalta y abres los ojos. Ante ti ves una boca abierta, babeante, relamiéndose ya por el sabor de tu carne. No conseguirás darte cuenta que la hoguera se apagó, ni que una manada de lobos encontraron tu campamento. No antes que el lobo que tienes sobre ti cierre su boca en torno a tu cuello, impidiéndote cualquier posibilidad de réplica.

La oscuridad se hace cada vez más presente, hasta que todo es oscuridad. Tu vida se escapa en un último suspiro.

FIN.