Item Descripción Valor

Los germanos cambian de guardia durante las horas siguientes. Ellos tienen un pequeño fuego, víveres y van descansando, mientras que tú tratas de mantenerte despierto a duras penas.

El frío empieza a calarte los huesos, tiemblas, y los malditos germanos no parece que vayan a moverse de ahí pronto. Te tiemblan las manos, ya no estás en condiciones de intentar robarles un caballo, y mucho menos luchar contra ellos.