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El rostro del capo mantiene durante un rato su actitud ofendida. Los demás guardan un silencio sepulcral mientras tu risa va bajando en intensidad hasta convertirse en un rictus nervioso.

En ese momento, cuando la tensión podría cortarse con un cuchillo, es cuando Don Paolo se ríe estruendósamente:

- ¡Una broma! ¡Ma que cosa! ¡Qué huevos tiene el chaval! Pero mirad su cara... Lo ha pasado mal ¿eh? Que sí hombre, que tengo sentido del humor.

Todos sonríen de medio lado, tan nerviosos como tú mismo. Sin embargo el capo parece haber recuperado su buen humor:

- Que venga Vitorino con el asado. ¡Vamos a ello!