Item Descripción Valor

Llega el momento de darle explicaciones a Don Paolo. El rostro del capo se mantiene inexcrutable mientras tú te disculpas por el comportamiento de tu banda, le cuentas el respeto que le tienes y ofreces alternativas para solucionar el agravio.

Cuando terminas de hablar el silencio se apodera del comedor. Don Paolo le da una última calada a su puro y lo retuerce contra el cenicero.

- Todo es un arte. La cocina y la negociación son artes muy parecidas. - dice mirándote a los ojos - Dependen, sobre todo, de como se ha preparado el plato. Cualquier paso previo tendrá una importancia que sólo se aplicará al final. En el caso de la cocina cuando el comensal se come el asado, en el caso de las negociaciones cuando se aguarda una respuesta.

Repiquetea con sus dedos sobre la mesa.

- Has venido aquí y me has dado una imagen pésima. Debo reconocerlo: no eres el tipo de persona a la que se me ocurriría darle una segunda oportunidad.

Levanta una mano y el matón de la barra se aproxima con otro puro. Mientras se lo enciende todo el salón parece a la expectativa de lo que viene a continuación.

- Igual que en la cocina en esto también interviene el estado del comensal. Si alguien ha tenido un mal día, o le duele el estómago... el mejor asado puede pasar desapercibido. O al contrario: una persona feliz puede tragar un mal plato y pensar 'tampoco era para tanto'. El estado de tu interlocutor influye en los resultados, claro que sí.

Lanza una bocanada de humo.

- Y confieso que yo he tenido un mal día. Antes de venir aquí. Ya sabes: problemas, problemas, problemas. De esos días que vienes mal encarado.

Don Paolo da unos toques con el puro para tirar la ceniza. Mira la punta encendida mientras continua hablando:

- Ahora te preguntas: ¿cómo acabará todo esto?