| Item | Descripción | Valor |
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-¿Por qué no lo echáis a suertes?
Ambos estaban de acuerdo en que la suerte favorece a los audaces, por lo que propusieron una competición: El primero que vea diez águilas volando, será el que decida.
Así, los dos gobernantes comenzaron a señalar al cielo y a contar aves. Uno de ellos hizo trampas y se convirtió en ganador, pero lo hizo de una forma muy clara: nadie se creía que hubiera ganado limpiamente, y menos su competidor, por lo que la decisión final fue que se fundarían dos ciudades, y con el tiempo se acabarían solapando.
Las dos Ciudades Eternas terminaron por solaparse: resultó que, con las diferentes regulaciones, los términos municipales no quedaron claros y además hubo disputas desde un principio sobre qué leyes aplicar y dónde. Nunca a nivel personal, pero si dos dirigentes no se ponen de acuerdo, pasa lo que pasa.
¿Y qué es "lo que pasa"? Apenas unos siglos después, unos pueblos del este que se dedicaban al comercio y estaban mucho más avanzados tecnológica y culturalmente que nosotros, nos enseñaron su idioma y nos vendieron sus aparatos. Por supuesto, acabamos adorando a sus dioses (que eran claramente superiores). Antiguamente, Rómulo y Remo contaban el uno con el otro y con el pueblo, pero las decisiones las tomaban ellos. Hoy en día, podemos elegir a los reyes de cada polis y, si queremos, podemos dedicarnos al conocimiento. Mucho mejor, dónde va a parar.