Salen del taller esperando un pequeño terreno y una valla relativamente baja, sin embargo no están preparados para ver lo que está pasando. Donde no debería haber nada hay un campo de futbol de tierra y lo peor es que está a rebentar de gente y están jugando guardias contra reclusos.

Tras un momento de estupor, lo que parece algo malo, no tiene porque serlo necesariamente. Han ampliado la cárcel por este lado, pero parece que todos están mirando hacia el terreno de juego, sería muy fácil atravesar las gradas por debajo y salir por el otro lado caminando tan tranquilos, pues hay muchas personas y familiares en los asientos de varios metros de altura.