Los enemigos menores no son rivales para tu habilidad. Avanzas de forma tan metódica como inmisericorde sembrando la muerta a tu alrededor.
Eres la inspiración de los otros soldados, la encarnación de la tranquilidad en la batalla. Mantienes el foco, el poder, la fuerza.
Uno tras otro los enemigos caen a tus pies dejando un reguero de sangre verde hasta que llegas a tu verdadero objetivo.
El Bahamut se libra de unos cuantos soldados que tan solo lo molestaban para enfrentarse a un enemigo de su talla. Para enfrentarse a ti.
