Item Descripción Valor

Es tan del siglo XX lo de ir a ver las cosas en persona... Compramos por Amazon, vendemos por eBay, tenemos internet. Maldita sea: hay profesionales que cobran por llenarse los zapatos de barro y pelearse con viejas arañas para tasar propiedades.

Así que finalmente decido que sea otro quien pringue. En lugar de soportar un viaje interminable en coche descuelgo un teléfono y hago un par de llamadas.

La respuesta me pilla por sorpresa: el abuelo era un verdadero cabrón. Una de las condiciones de la herencia es que debo visitar la propiedad en persona. Se ve que el viejo amargado quería que alguien se acordase de él aunque fuera para cagarse en su calavera. ¡Vaya faena!