Aprovechando al confusión te lanzas a la carrera en la dirección contraria a la que se esperaría cualquier persona en su sano juicio: la barandilla que se eleva a dos piso de altura sobre el suelo. Por el camino agarras el mantel de la mesa desplomada y usándolo de improvisada tirolina te lanzas esperando que el cable de la decoración aguante contigo.

En realidad lo que sucede es que toda la estructura se comba bajo tu peso pero el resultado es muy similar ya que nada se desploma de forma inmediata. Cuando la cosa parece que ya se viene abajo te dejas caer intentando rodar al final, cosa que logras sin sufrir más daño que alguna contusión menor.

A tu alrededor la gente corre despavorida por lo que resulta sencillo mezclarte entre el gentío y alcanzar una de las puertas principales dejando atrás el tiroteo como una víctima más de la situación.