Llegamos al puerto, la mayoría ya habíamos estado , pero nos pareció a todos más grande ahora, quizás porque todos teníamos el sentido del espacio algo mermado.  En uno de los muelles estaba el barco de Bruno, un deportivo de casi 10 metros de eslora, casi ninguno habíamos estado en una embarcación, pero además de las que había en puerto salvando los barcos de faena y pesca, este era de los deportivos más grandes que había en ese momento. 

Tras una explicación breve de como funcionaba, Bruno puso música y saco unas botellas de la nevera de la cocina. 

Bailamos por lo menos durante dos horas más y solo nos dimos cuenta lo tarde que era cuando ya no quedaba nada en las botellas, Bruno se ofreció a abrir un par de ellas más, pero cuando Inés vomitó por segunda vez, Pili le quitó la idea  de la cabeza. - Deberíamos darnos una buena ducha fría y tumbarnos un rato, que aun tenemos que andar un poco hoy- dijo vocalizando lo más que podía en ese momento, en un intento de mantener la entereza - En serio chicos deberíamos dejarlo aquí, creo que yo también estoy apunto de empezar a potar- añadió.

Nos miramos todos y al final decidimos dejarlo por hoy, no quedaba demasiado para que amaneciese, y unas pocas horas reparadoras de descanso sonaba casi mejor que la idea de seguir potando en la embarcación de Bruno.