Es mejor salir cuanto antes, así que le pides que deje el dossier donde estaba y marcharnos lo antes posible de allí. Os ponéis dos uniformes de doctores y con las llaves como premio dejáis todo como estaba.

Llegan hasta la ventana enrejada y abren los candados después de mucho traquetear buscando la correcta, una vez abierta, el suelo está a casi dos metros, sencillo.

De un saltito tocas el césped recién cortado, al flexionar la rodilla lo hueles de cerca. Te haces a un lado para que salte tu billete de ida a una vida mejor. Es tan larguirucho que casi no le hace falta saltar.

No tenéis tiempo de disfrutar, salís corriendo pero no llegáis ni a los 100 metros. Dos guardias salidos de la nada os apuntan. Ha habido muchas fugas y que os pillen a vosotros significa que otros han tenido mejor suerte. Por si eso te consuela.

Se acerca el capitán de la guardia.

-Así que tenemos a un par de listillos- os dice mirando vuestro uniforme del ala médica- ¿se merecen unas vacaciones en una bonita isla verdad?- le pregunta a uno de los guardias- poned sus nombres en el Programa Absolom.