Prueban a mover la pesada alcantarilla y resulta que está suelta. Miller os guiña el ojo, esta es la “puerta” que iban a dejar abierta y el guardia está tardando a propósito para que tengan tiempo para escapar.

Bajáis por una mugrosa escalera y la tapa queda cerrada detrás de vosotros. No tardáis en chapotear sobre una tubería húmeda pero muy amplia. Miller se pone en cabeza.

- Por aquí- y señala una de las dos direcciones para avanzar.

Llegan hasta una especie de sala de calderas, saltan hasta una pasarela de metal y la recorréis hasta que se enfrentan a una pesada puerta de metal, a un costado una hendidura de unos 20 cm de alto pegada al suelo puede ser una posible salida para evitar la puerta.

Miller se pone de cuclillas e intenta memorizar una secuencia aleatoria de llamas, cosas que ruedan y pistones que suben y bajan, parece hecho por la mente de un loco.