Llamarle aldea a cuatro casuchas ubicadas al final de una carretera secundaria es todo un logro dialéctico. El lugar hace juego con lo que recuerdo de la vieja mansión del abuelo. De hecho no me extrañaría que el lugar se llamase Dunwich, Innsmouth o algo parecido. Pero no. Sus habitantes han tenido los santos cojones de llamarlo 'Hechizo'. Vaya nombre de mierda para un pueblo. 'Maldición' tendría que llamarse.

Me acerco a la primera casa y llamo a la puerta. La momia que me abre la puerta redefine el concepto de anciano para llevarlo a un nivel de profesionalidad difícil de alcanzar. Hay monjes del tibet que parecerían imberbes ante esta mujer.