| Item | Descripción | Valor |
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Tiro con fuerza de las ataduras intentando pensar en esas historias que escuchamos todos sobre como la gente desesperada es capaz de duplicar su fuerza para sobrevivir.
Menudo timo. La gente desesperada lo que hace es lloriquear por no haber ido más al gimnasio a hacer pesas cuando tuvo la oportunidad o lamenta que no le haya picado una araña radioactiva. Las tiras de cuero están bien cerradas y resisten todas mis contorsiones. Me imagino al viejo pervertido usando pieles de la mejor calidad y maldigo a todos los tejones del condado por dejarse cazar por este tarado.
El abuelo continúa farfullando palabras sin sentido mientras mueve los brazos y salta como un apache en una película de John Ford. El espectáculo es bastante patético pero lo que de verdad me preocupa es la daga afilada que sostiene en la mano y que pese a mis gritos desesperados ahora levanta sobre mi pecho.
¿Por qué no he podido tener un abuelo como el resto de los niños? De esos que te compran chuches y te las dan a escondidas de mamá, no de los que te atan a una mesa para sacrificarte a un dios primigenio.
¿Y luego me preguntan por qué odio al mundo en general y a mi familia en particular?
