Tus dedos pasan a toda velocidad por el teclado. El sistema te pide confirmación de lo que vas a hacer varias veces. Sabes que esto quedará grabado en todos tus informes y que saltarte el protocolo de seguridad te vetará de por vida para el trabajo de investigación. Pero en estos momentos tu seguridad laboral te parece menos importante que salvar el pellejo.
Con un click la puerta se abre. Marianne deja de chillar y sale al pasillo sin mirar atrás.
Se abre. Puedes salir.
