Partida de L5R que retoma una campaña que por motivos varios no se puede seguir jugando del modo tradicional
Continuación de la campaña en la época de la Guerra de los Clanes, donde un pequeño grupo (variopinto) de samurai tratan de hacer algo por el Imperio en una época de caos.
La partida no está abierta, está hecha para el grupo original de jugadores y no admitirá nuevas incorporaciones.
Información sobre la partida
Para toda aquella conversación fuera de la partida.
Sistema de mensajería rápida y eficiente, sin coste alguno para samurais. Nuestras palomas mensajeras son las más eficientes del Imperio Esmeralda, llevarán vuestro mensaje allá donde digáis.
Tan sólo hacednos entrega de vuestro mensaje lacrado y sellado, y nosotros nos ocuparemos de que nuestras eficientes palomas mensajeras lo hagan llegar a quién ordenéis.
En la posada situada en lo alto del paso de la Flor de Cerezo, dos conocidos vuelven a encontrarse, después de mucho tiempo.
En mitad de la noche, Hirotomo y Sayuri deciden visitar la residencia de Matsu Mitsuko en busca de pruebas que arrojen luz a las tinieblas.
Tras la destrucción del clan y de su aldea, Enkidu abandonó sus tierras, custodiando al joven daimyo y al anciano maestro de un clan destruido, con pesar en su corazón. Todo lo que había conocido en su infancia, toda la gente con la que había convivido ya no estaban allí. Sólo su deber por el clan Tejón y por el que había sido hasta hace poco su Señor le empujaban a continuar.
Poner a su Daimyo a salvo. Poner a su Maestro en lugar seguro. Esas eran las órdenes que había recibido del padre del chico, justo antes de que se lanzara a la batalla junto con sus hombres. Y todo ello en un Imperio cada vez más frágil y amenazado.
Desde que se separó de sus amigos, Otaku Mizuki ha permanecido en su pequeño hogar, con la sola compañía de sus tres animales: su gato, su halcón y su corcel Otaku.
Cumpliendo las ordenanzas de su Daimyo, ha dedicado las últimas semanas a patrullar el área que rodea la ciudad para mantener la calma en los caminos, imprescindible para el comercio y el buen hacer de los campesinos.
Su vida es tranquila, y le ha permitido dar reposo a su espíritu tras las revelaciones que tuvo durante los viajes con el variopinto grupo que le salvó la vida en Ryoko Owari Toshi.
El tiempo de los amigos pasó. Keita, Mizuki y Enkidu partieron en respuesta a la llamada del deber. Igualmente, Hirotomo no permaneció con las manos vacías sin quehacer. Un título de Magistrado en Kyuden Bayushi le fue concedido por el propio emperador.
Pero a la llegada a la ciudad, se encontró solo otra vez. El comercio del opio mandaba sobre la ley del Imperio. Nadie hacía nada, nadie impedía nada. Y enfrentarse a la red de tráfico tuvo como consecuencia la pérdida de su hijo nonato.
Ni amigos, ni compañeros en su misión... el león tendrá que cazar sin compañía a su presa.
Un samurai tiene muchos anhelos, deseos, incertidumbres y secretos. Este es el lugar al que acude Hirotomo cuando necesita desahogarse y calmar su alma tras la dura jornada.
Un samurai tiene muchos anhelos, deseos, incertidumbres y secretos. Este es el lugar al que acude Sayuri cuando necesita desahogarse y calmar su alma tras la dura jornada.
Un samurai tiene muchos anhelos, deseos, incertidumbres y secretos. Este es el lugar al que acude Keita cuando necesita desahogarse y calmar su alma tras la dura jornada.
Un samurai tiene muchos anhelos, deseos, incertidumbres y secretos. Este es el lugar al que acude Enkidu cuando necesita desahogarse y calmar su alma tras la dura jornada.
Un samurai tiene muchos anhelos, deseos, incertidumbres y secretos. Este es el lugar al que acude Mizuki cuando necesita desahogarse y calmar su alma tras la dura jornada.
La misteriosa mujer se había pronunciado como una potencial aliada. Su información era extremadamente valiosa, pero nada halagüeña. La ciudad está vendida a los traficantes, y hasta sólo se perfila un bando, el enemigo. Ningún aliado a la vista, sólo magistrados vendidos o atemorizados.
El trabajo se complica, solo la Fuerza de los Ancestros acompaña a Hirotomo.
Aunque los problemas de la vida de un samurai suelen llevarse en solitario, siempre es bueno encontrarse con amigos. ¿Podremos hallar un lugar para hablar, compañeros?