Partida Rol por web

Allí estaban, en frente de la prestigiosa academia de Caedus aquellos que habían sido elegidos para intentar formar parte de la más prestigiosa organización de Gaia, la Inquisición. Frente a sus puertas se encontraban tres muchachos, a cada cual más dispar.

La primera en llegar fue la joven Aurea Silvershield, hija del Alto Inquisidor Samuel Silvershield. La muchacha estaba emocionadísima, por fin podría cumplir lo que llevaba deseando toda su vida, llegar a ser alguien tan grande como su padre. Sabía que iba a tener que trabajar muy duro, sobre todo porque portaba un poderoso apellido dentro de la Inquisición y todo el mundo iba a esperar que diese todo lo que podía ofrecer.

Poco más tarde, mientras Aurea terminaba de despedirse de su padre y calmar los nervios y la emoción, llegó un muchacho daevar llamado Joshua, junto al Alto Inquisidor Garret Veil. El muchacho era de piel oscura y pelo completamente blanco, lo cual hacía resaltar aún más la tonalidad de su piel. Joshua era un crio muy introvertido, al parecer había sido sometido a toda clase de torturas y vejaciones por sus padres y familiares, los cuales yacían muertos a manos de Garret Veil. Resulta que no eran sus verdaderos padres, se trataba de una pequeña facción de la Orden de Yehudah que torturaban al crío por no tener el don de la convocatoria.

Mientras ambos se conocían, escucharon una voz estruendosa y algo pesada que repetía sin cesar las palabras “¿falta mucho?” y “¡HALA! ¿Y eso que es? ¿Y eso?” que se aproximaba a la academia. Se trataba de la joven Anna Lefoy, otra pequeña promesa, la más joven de todas, que se acercaba con su Alto Inquisidor Leopold Valeron. La joven Anna era en realidad una niña con poderes mentales que había sido ocultada de la iglesia por su padre hasta que uno de los criados la delató a la Inquisición, lo que causó la muerte de su padre a manos de Leopold. Al principio se mostró reticente con Leopold, pero durante su viajo de regreso a la ciudad santa forjaron una buena amistad. La muchacha resultó ser la más extrovertida de todos y rápidamente hizo buenas amistades con ellos. Y así, los tres nuevos amigos entraron juntos en la Academia de Caedus, sin saber que ello les cambiaría la vida.

Los primeros días fueron bastantes duros. Les sometieron a diversas pruebas y exámenes físicos, y una vez comprobado que su estado de salud era óptimo, se les juntó con el resto de niños de su promoción. Les costó bastante encajar en una clase donde ellos eran los únicos nuevos. Allí había toda clase de personas, desde gente con el pelo verde (Cynthia), chicos fríos como el hielo (Joshua) hasta ligones empedernidos (Trevor). Pero con el tiempo y la habilidad de Anna para relacionarse forjaron buenas amistades con Cynthia, Joshua, Trevor, y Sheline, y otras no tan buenas con Lucius, Julius y Seimus que resultaron ser los matones de la clase. Por otro lado, estaban Valentine y algunas chicas que la seguían como las polillas siguen a la luz, Nicholas, un muchacho callado pero sobresaliente en todo, y Leonor, una extraña muchacha a la que nadie quería acercarse.

Los meses pasaron y las amistades se afianzaron. Descubrieron que por las venas de Leonor corría una sangre especial que la estaba cambiando y por eso nadie quería acercarse a ella, eso y que tenía ciertos ataques de ira y violencia. Nicholas siguió bastante frio con ellos, pero descubrieron que sus ojos podían ver el mundo de forma distinta, y eran un muchacho con gran talento para el ki. Por otro lado, los primeros años se convirtieron en una serie de jugarretas y putadas entre el grupo de matones y los chicos, que normalmente se saldaban en castigos varios y trastadas nocturnas, sobre todo después de que Lucius le partiera el brazo a Aurea tras un examen de subterfugio.

Así transcurrieron los meses hasta que los meses se convirtieron en años. Dos años después de que llegaran a Caedus ya habían pasado por un infierno que apenas había comenzado. Su cuerpo ya estaba acostumbrado al combate físico y la extenuación, mientras que sus mentes estaban cada día más cerca de la doctrina de dios y pocas dudas ensombrecían sus pensamientos. Tras tanto tiempo de sacrificio se les otorgó la libertad de asistir a un baile de gala donde se reunirían ciertas personas de renombre y donde además serían puestas a prueba sus capacidades sociales, pues no todo giraba en torno a destruir.

El baile aconteció sin muchos sobresaltos, los chicos estuvieron a la altura de las expectativas y conocieron a gente importante. Sin embargo, las cosas se torcieron durante el baile de máscaras. La joven Sheline se ausentó para ir al lavabo y tardaba en regresar, asi que Joshua, su pareja de baile, decidió ir a buscarla. En el camino al lavabo se la encontró moribunda y medio desangrada en un aula mientras la joven solo repetía en medio de agonía “El laberinto…”. Joshua la llevó de vuelta rápidamente al baile y se dispusieron a atenderla, mientras que él y otros muchachos decidieron escabullirse para investigar lo sucedido.

Y así, todos ellos se juntaron a la entrada del laberinto para hacer frente lo que había acabado con la vida de su amiga Sheline. Se encontraron con un inquisidor que parecía haber terminado con el problema y su compañero estaba gravemente herido. Les pidió una cruz del piso de arriba que al parecer tenía dones curativos para curar a su amigo y a los chicos les olía a chamusquina, desvelando finalmente la identidad del ser. Se trataba de un metamorfo que había asesinado al inquisidor y se había hecho pasar por él. El combate fue arduo, pero la criatura no pudo hacer frente a tantos futuros inquisidores a la vez.

Tras acabar con el ser, la fiesta se dio por concluida y se les notificó el fallecimiento de Sheline, del cual se celebraría un entierro oficial a la mañana siguiente.

Y hasta aquí fue todo lo acontecido y desde donde empezará la trama por foro.

Han pasado unas semanas desde el suceso trágico en el baile de otoño y sigue habiendo bastantes caras largas por los pasillos y un aire de apatía que se va contagiando con pasmosa facilidad, y eso era algo que la señorita Blanchet no podía tolerar. Según ella, la tristeza solo trae arrugas y su fino y delicado rostro no podría soportar un golpe como ese, por lo que hablando (por no decir sobornando) con la profesora Cone han decidido que sería una buena forma de alegrar a los alumnos darles la oportunidad de experimentar el mundo por sí mismos y de paso comprobar si la profesora Cone hacía bien su trabajo, pues desde que Aurea se partió el brazo en uno de sus entrenamientos ha tenido que rebajar la intensidad de los mismos.

Ambas se presentaron en el despacho del rector y le ofrecieron la idea al Rector Reinhold. Por un lado, no está convencido de que los muchachos estén preparados para el exterior, pero por otro lado la señorita Blanchet tenía razón, tampoco podían seguir conviviendo con ese estado de ánimo entre los más jóvenes. Durante unos minutos recapacita en silencio, y decide que los riesgos a asumir son más que aceptables a los problemas que traería llevarle la contraria a la señorita Blanchet, siempre y cuando acaten las normas de la profesora Cone y se lleven a algunos alumnos de cursos superiores.

Así pues, con una sonrisa de oreja a oreja y el dulce sabor de la victoria en sus labios, marchan para darles la buena noticia a los alumnos.