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CAPÍTULO 3: DIRECCIÓN Y CONSEJOS

En este capítulo daremos algún consejo sobre cómo dirigir el juego. Incluyendo cómo introducir al Gatico Faldero.

 Uso de contadores

Para llevar cuenta de las reservas de tu gatico puedes usar contadores de todo tipo. Cuentas de colores, fichas, amarracos...


Elegir al gatico faldero

Hay varias maneras de hacerlo. La primera y más traicionera es ponerte en contacto con uno de los jugadores ANTES de la partida y amañarlo con él. Si, suena tramposo, pero es muy divertido. 

Luego tienes el sistema realmente aleatorio de darle cada jugador una carta. Cualquier sistema aleatorio vale, siempre que no delates al traidor delante de los demás. 


El gatico faldero ataca de nuevo

El gatico faldero quiere que las cosas estén como siempre. No le interesa que los gatos dominen a los humanos. Quiere que lo alimenten, que lo rasquen y lo cuiden. Su mejor arma es parecer torpe y usar los instintos de los demás para ralentizar a los gaticos bastardos. La gestión de recursos puede dar al gatico faldero un montón de excusas para no gastar puntos en las tiradas críticas. Extender sospechas sobre los demás puede también ser una buena técnica.

Otra buena opción es hacer que todos los jugadores crean que realmente uno de ellos es un traidor que realmente no lo haya. Si el Rey de los Gatos crea la paranoia suficiente, la sesión de juego puede ser muy divertida.


Preparar una partida

Puede parecer algo complicado preparar una partida de Gaticos Bastardos. Pero realmente es bastante sencillo. Los gaticos interpretan cualquier costumbre humana de un modo peculiar, así que cualquier conducta humana repetitiva a la que nosotros demasiada importancia puede ser sujeta de un “ataque felino”.

Robar las páginas de deportes de los periódicos, los rollos de papel higiénico o los mandos a distancia de las teles puede ser un buen motivo.

Pero no sólo de hurtar y birlar vive el gatico. Algunas de sus venganzas pueden ser menos sutiles. Introducir ratas en un restaurante como venganza por haber lanzado un cubo de agua sucia sobre unos gaticos, rescatar prisioneros de un centro de control de animales, librarse creativamente del perro del vecino...

La oposición suele ser simple de imaginar. Los gatos son pequeños, no pueden cargar objetos o abrir las puertas. Tareas que para nosotros son sencillas, para ellos pueden ser muy complicadas. Anima a tus jugadores a responder imaginativamente a los desafíos que plantees.