La ventana está intacta, y es antigua, por lo que descartas que el disparo proviniera de fuera de la casa. La señora Vila te asegura que no encontró ninguna puerta forzada ni se echó en falta nada y, en teoría, durante la noche está prohibido moverse por la colonia. No ves ningún impacto en las paredes, por lo que deduces que el disparo no causó un orificio de salida, probablemente era un arma de poca potencia. También resulta plausible que nadie oyera la detonación, pues la única estructura cercana es la propia casa de invitados.

Comienzas a pasar la mano por las estanterías y cajones del escritorio, en busca de algún escondite o compartimento secreto, pero no encuentras nada. Trasladas tu atención a los tablones del suelo, pues en muchos casos has hallado escondrijos disimulados tras un tablón suelto.

En efecto, uno de los tablones cede fácilmente ante la presión. Con un gesto rápido abres lo que a todas luces es un hueco ideado para ocultar algo... pero que está completamente vacío.

- Mosén Bernat, el párroco de la colonia, estuvo aquí para recoger el cuerpo y sus pertenencias.- Concluye la señora Vila.- También entró a la habitación para bendecir el lugar y dar paz al alma del pobre doctor. Quizá quiera usted hablar con él.