- Por supuesto, ya sabíamos de su llegada, sígame.- La voz del párroco es desagradable y relamida.- Puedo darle todos los detalles sobre cómo recogimos el cadáver. Aunque ya le adelanto que no tuvimos ninguna incidencia remarcable.- El hombre sigue hablando mientras te conduce al interior de la iglesia.- La administradora Vila me avisó a primera hora de la mañana, hace exactamente dos días, de que había encontrado muerto al doctor Ferrer. Como hacemos en estos casos acudí para recoger cristianamente el cuerpo del fallecido, sin tener en cuenta las condiciones de su muerte. Ahora reposa en la cripta de la iglesia, un lugar extremadamente frío, a la espera de que sea devuelto a su familia.

La cripta no es solamente fría, también es escalofriante. La singular arquitectura del exterior aquí resulta perturbadora, con columnas de piedra retorcida que parecen alzarse desde el suelo como anuncios de un horror subterráneo.

El cuerpo se halla tumbado sobre una camilla, junto a varias cajas que contienen los efectos personales del fallecido, básicamente libros y ropa.